Batalla de Las Piedras (1811)

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Batalla de Las Piedras
Parte de guerras de independencia hispanoamericanas

La Batalla de las Piedras
Fecha 18 de mayo de 1811
Lugar Cerca de Las Piedras, Banda Oriental
Resultado Victoria de los Orientales
Beligerantes
Ejército realista de Montevideo Criollos orientales
(adherentes a las Provincias Unidas del Río de la Plata)
Comandantes
José Posadas José Gervasio Artigas
Manuel Francisco Artigas
Fuerzas en combate
Ejército Regentista
Parte oficial: 600 jinetes, 350 infantes y 64 artilleros con 4 piezas (2 cañones de 4 pulgadas y 2 obuses de 32 mm)
Estimación de Acevedo: 500 infantes, 450 jinetes y 54 de artilleros con 4 piezas
Ejército Juntista
Parte oficial: 546 jinetes (250 del regimiento a caballo y 296 gauchos en dos escuadrones), 454 infantes (108 milicias en dos compañías, 250 del batallón de Patricios y 96 blandengues) y 20 artilleros con 2 cañones de a 2
Estimación de Acevedo: 1300 jinetes orientales más 430 infantes y 40 artilleros con 4 piezas de Buenos Aires
Bajas
97 muertos
61 heridos
Todo el material bélico capturado
482 prisioneros (incluye 430 soldados, 22 oficiales y 3 jefes), de los que 186 cambian de bando y 296 quedan en poder de la Junta Gubernativa de Buenos Aires.
Menores

La batalla de Las Piedras fue el primer triunfo importante de José Gervasio Artigas al mando del ejército patriota de la Junta Grande de las Provincias Unidas del Río de la Plata en el territorio de la Banda Oriental. En ella venció a las fuerzas realistas del gobernador de Montevideo y nuevo virrey del Río de la Plata, Francisco Javier de Elío, a media tarde del 18 de mayo de 1811.

Ambos bandos se enfrentaron en nombre del rey Fernando VII de España.

Junto al Combate de las Piedras son mencionadas en la versión original del Himno Nacional Argentino: "San José, San Lorenzo, Suipacha / Ambas Piedras, Salta, y Tucumán, / la colonia y las mismas murallas / del tirano en la banda Oriental."

Antecedentes

En 1810, la Revolución de Mayo había forzado a los funcionarios virreinales a abandonar Buenos Aires, pero éstos resistieron en la Banda Oriental y, por ello, España trasladó la capital del Virreinato del Río de la Plata de Buenos Aires a Montevideo.

Causas de la Batalla de Las Piedras La causa principal de esta batalla fue el deseo de independencia de las colonias americanas, para librarse del dominio español. La Revolución de Mayo marcó el inicio de este proceso emancipador que poco a poco terminó liberando América.

La Junta de Gobierno que se constituyó en Buenos Aires expresó su voluntad de independencia. Para hacer efectivo su poder sobre el resto del virreinato, era necesario que el resto de las provincias se adhirieran a ellos también.

Montevideo no mostró disposición de aceptar el nuevo poder. Esto era importante porque Montevideo poseía una posición geográfica estratégica y gran cantidad de armamentos, era una amenaza si la tenían en contra.

Aunque Montevideo no aceptó la Junta de Gobierno, un grupo de partidarios de la revolución emigraron a Buenos Aires y se unieron a la lucha. Los hechos se fueron desarrollando hasta que se produce la Batalla de Las Piedras.

Desarrollo

El gobernador de Montevideo y ya entonces virrey del Río de la Plata, Francisco Javier de Elío, designó al capitán de fragata José Posadas, jefe de las fuerzas regulares que guardaban la Plaza fuerte realista. Posadas instaló su cuartel general en San Isidro Labrador de Las Piedras, en las cercanías de Montevideo, para librar allí un enfrentamiento decisivo contra los revolucionarios.

Entre tanto José Artigas se ubicó en la villa de Nuestra Señora de Guadalupe. Los artiguistas llegaron a conformar un ejército de mil hombres, mientras que las milicias de Posadas estaban constituidas por 1230 personas, de las cuales cerca de doscientos desertaron y pasaron al bando revolucionario rioplatense en medio del fragor de la lucha.

Los soldados españoles eran profesionales, disponían de artillería y de los fusiles más modernos de la época. Estaban preparados para realizar maniobras militares complejas y sacar el máximo partido al armamento que poseían. La milicia artiguista estaba formada, en su mayoría, por hombres de campo y desertores de las filas realistas.

A pesar de que la altura favorecía a los españoles, fue Artigas el que dio el primer paso: hacia las once de la mañana del 18 de mayo, envió parte de la infantería bajo el mando de Antonio Pérez. En respuesta, Posadas ordenó abrir fuego contra el grupo, que se batió en una supuesta retirada. La infantería española abandonó su ventajosa posición para perseguir a los revolucionarios. El hermano de José Artigas, Manuel Artigas, al mando de unos 600 jinetes armados con boleadoras y picanas, atacó la retaguardia de Posadas por la izquierda, y así, atrapó al ejército español entre dos fuerzas: la caballería y la infantería.

La batalla se alargó durante varias horas, hasta las 5 de la tarde, cuando las tropas españolas empezaron a abandonar sus puestos, el capitán José Posadas alzó una bandera blanca y entregó su espada a Artigas, importante hecho simbólico para la revolución.

Consecuencias

Esta batalla resultó un claro triunfo para la Revolución de Mayo. Fue luego de esta victoria que Artigas eleva a la Junta de Buenos Aires un parte donde se puede observar la actitud de humanista del prócer al ordenar atender a los heridos y perdonar la vida a los enemigos que habían caído prisioneros de los orientales. Después de la batalla murió Manuel Artigas, hermano de José Artigas, homenajeado en Buenos Aires por ser el primer oficial muerto en combate por la causa revolucionaria. En la Pirámide de Mayo existe una única placa, de bronce, de 85 cm de largo y 57 cm de alto, colocada sobre su lado oeste. Todo su contenido son dos nombres: Felipe Pereyra de Lucena y Manuel Artigas. Estos nombres fueron inscriptos en la Pirámide durante la presidencia del Dr. Carlos Pellegrini, en 1891 en cumplimiento a lo resuelto por la Junta Grande en 1811. El 31 de julio de ese año se había resuelto inscribir en la Pirámide los nombres de esas dos personas, que fueron los dos primeros oficiales que perdieron la vida en los campos de batalla luchando por la independencia de las Provincias del Río de la Plata. La parte afirmaba: «Las ocupaciones que me han ofrecido el honroso cargo que usted tuvo a bien confiarme, no me han permitido, desde mi salida de esa capital, dar a usted una relación detallada de los movimientos practicados y el feliz suceso de las armas de la patria; pero he cuidado de avisarlos respectivamente al señor Belgrano y al coronel don José Rondeau, desde que fue nombrado jefe de este ejército, quienes creo lo harían a usted en iguales términos.»

«Aprovecho sin embargo estos momentos para elevar a su conocimiento todas las operaciones de la división de mi cargo.»

«Con ella llegué el 12 del corriente a Canelones, donde acampamos destacando partidas de observación cerca de los insurgentes que ocupaban las Piedras; punto el más interesante, así por su situación como por algunas fortificaciones que empezaban a formar y por la numerosa artillería con que lo defendían.»

«En la misma noche se experimentó una copiosa lluvia, que continuó hasta las diez de la mañana del 16, en cuyo día destacaron los enemigos una gruesa columna a la estancia de mi padre, situada en el Sauce, a cuatro leguas de distancia de las Piedras, con objeto de batir la División de Voluntarios del mando de mi hermano don Manuel Francisco Artigas, que regresaba por orden mía de Maldonado, a incorporarse con mi División. Se hallaba acampado en Pando y luego que sus avanzadas avistaron al enemigo, me dio el correspondiente aviso pidiéndome 300 hombres de auxilio: en cuya consecuencia y de acuerdo con los señores capitanes determiné marchar a cortar a los enemigos.»

La Batalla de las Piedras, por Diógenes Hequet.

Alberto Zum Felde consideró a la batalla de Las Piedras como decisiva para el futuro de la revolución. Ante la derrota de Manuel Belgrano en el Paraguay y el Paraná, sin la batalla de Las Piedras «la Revolución de Mayo hubiera sido ahogada a los pocos meses de pronunciamiento.»

Sin embargo, la victoria de Las Piedras será contrarrestada por la invasión portuguesa de la Banda Oriental, promovida por las fuerzas de Elío.

Véase también

Referencias

  1. En la tarde del 17 le llegan al campamento artiguista de puntas del Canelón Chico llegan 304 jinetes.
  2. Bauzá, Francisco (1929). Historia de la dominación española en el Uruguay. Tomo III. Montevideo: "El Demócrata", pp. 68. El parte detallado de la Junta porteña habla de 1230 realistas en la batalla (30 de mayo de 1811).
  3. a b c Acevedo, Eduardo (1909). José Artigas: jefe de los orientales y protector de los pueblos libros: su obra cívica: alegato histórico. Montevideo: G. V. Marino, pp. 212.
  4. Sicco, Pedro (1952). Artigas a la luz del arte de la guerra. Montevideo: Centro Militar, pp. 78.
  5. Acevedo, Eduardo (1916). Manual de historia uruguaya. Tomo I. Montevideo: Imprenta El Siglo ilustrado, pp. 128.
  6. Alberto Zum Felde. Evolución Histórica del Uruguay. Montevideo 1945. (p. 44)

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