Campe

Hoy en día, Campe es un tema que ha cobrado gran relevancia en la sociedad actual. Las personas están cada vez más interesadas en explorar y entender el impacto que Campe tiene en sus vidas diarias. Ya sea desde un punto de vista personal, profesional o social, Campe se ha convertido en un elemento fundamental que no podemos ignorar. Es por eso que en este artículo queremos profundizar en el tema de Campe, explorando sus diferentes dimensiones y tratando de arrojar luz sobre su importancia en el mundo moderno. Nos adentraremos en sus orígenes, su evolución a lo largo del tiempo y cómo ha influido en la forma en que vivimos y nos relacionamos. Sin duda, Campe es un tema apasionante que merece ser analizado en profundidad.

En la mitología griega, Campe (en griego antiguo Κάμπη Kámpê, «oruga»,​ o quizá de κάμπος kámpos, «monstruo marino») era una divinidad ctónica y una de las dracaenas, o monstruos femeninos serpentinos.

Según Apolodoro, Crono le encargó vigilar el Tártaro, donde había encarcelado a los Cíclopes y los Hecatónquiros. Murió a manos de Zeus cuando este liberó a los prisioneros del Tártaro para que le ayudasen a luchar contra Crono​ (véase Titanomaquia).

En sus Dionisíacas, Nono de Panópolis da la descripción más detallada de Campe, que la llama ninfa del Tártaro y hace de ella un «ser alado, multiforme y serpentino». Dice que Campe era monstruo híbrido descomunal con cuerpo de mujer mas con su mitad inferior de dragón: todo su cuerpo estaba cubierto por escamas como de monstruo acuático. Escupía veneno con gran alcance y estaba provista de unas garras que se doblaban como una hoz de uñas corvas. Un millar de colas reptantes que surgían de sus patas de serpiente y su cabello hecho de serpientes. En torno a su cuello florecían cincuenta cabezas de diversas fieras, como leones y jabalíes. Desde lo alto de la espalda emergía una afilada cola de escorpión y se dice que cuando marchaba a la batalla blandía huracanes y tormentas.

Joseph Fontenrose sugiere que Nono la consideraba una refiguración del monstruo babilónico Tiamat; y también Equidna​ con otro nombre, siendo sus escamosas piernas como víboras (ἔχιδνα, equidna, víbora); o el equivalente femenino de Tifón.​ En su Diccionario o Lexicón (Γλώσσαι), Hesiquio de Alejandría hace notar que el poeta Epicarmo califica a Campe de «ceto» o monstruo marino (el nombre «Ceto» designa a un monstruo particular: la hija de Gea y Ponto; pero designa también a los monstruos marinos en general).

Referencias

  1. Esta etimología nos la proporciona el comentador de la editorial Gredos en su segundo libro de Nono de Panópolis (que engloba los cantos XIII-XIX; pág. 195, anotación 24).
  2. Pseudo-Apolodoro: Biblioteca mitológica, I, 2, 1
  3. Nono de Panópolis: Dionisíacas, XVIII, 233 y ss.
  4. Nono equipara a Campe con dos monstruos femeninos cuando habla de sus ferales cabezas (vv. 243-247): «Algunas de ellas rugían con figura leonina, con la apariencia de la intrigante Esfinge de terrible rostro. Otras, en cambio, eran de jabalí y rezumaban espuma de sus colmillos, en una perfecta imitación de la faz de Escila, con una cohorte reunida de cabezas de muchos perros».
  5. Joseph Fontenrose: Python: A Study of Delphic Myth and Its Origins (La serpiente Pitón: estudio del mito délfico y de sus orígenes, 1974); pág. 243.
  6. Hesiquio de Alejandría: Diccionario (Γλώσσαι).
    «<κάμπη>· κῆτος παρὰ Ἐπιχάρμῳ» (fr. 194 de Epicarmo)
  7. Max Mayer: Die Giganten und Titanen (Los gigantes y los titanes, 1887); pp. 232 - 234.
  8. Cf. «cetáceo».

Fuentes

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