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Deuda financiera es la suma de la deuda bancaria y de las emisiones de títulos, a largo y corto plazo, que tenga una empresa. Es la principal medida de apalancamiento de las empresas. Se puede distinguir entre deuda financiera bruta y neta.
La deuda financiera neta se calcula como la suma de las deudas financieras de la compañía, a corto y largo plazo, menos el valor de la caja y el valor de las inversiones financieras a corto plazo.
Las entidades financieras (bancos o cajas de ahorro) ofrecen créditos o préstamos cuyas formas más corrientes son:
Préstamos: modalidad por la cual el prestatario recibe una cantidad de dinero, a devolver en un plazo de tiempo convenido, con un interés determinado. Destaca por encima de resto el préstamo hipotecario. Suele ser a largo plazo, es decir, la devolución del importe, junto con los intereses se realizara en un plazo superior a un año.
Créditos a corto plazo: el crédito suele ser a corto plazo (entre 6 y 12 meses). En él suele fijarse una cantidad límite. Los intereses de la deuda se fijan en función de las cantidades prestadas.
La forma más corriente suele ser la póliza de crédito (persona o mercantil). Otra modalidad de crédito en el descuento comercial.
Al final del periodo pactado, el arrendatario puede adquirir el bien objeto del leasing por su valor residual.