En el día de hoy, vamos a adentrarnos en el fascinante mundo de Karel Čapek. Ya sea que se trate de un tema que nos apasiona, una persona que ha dejado huella en la historia, o simplemente una fecha que conmemoramos, Karel Čapek merece ser explorado a fondo. A lo largo de este artículo, exploraremos los aspectos más relevantes de Karel Čapek, desde sus orígenes hasta sus implicaciones en el presente. Nos adentraremos en sus matices, examinaremos sus implicaciones y reflexionaremos sobre su importancia en el día de hoy. ¡Prepárate para un viaje fascinante a través de Karel Čapek!
Karel Čapek | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
9 de enero de 1890 Malé Svatoňovice (República Checa) | |
Fallecimiento |
25 de diciembre de 1938 Vinohrady (República Checa) | (48 años)|
Causa de muerte | Neumonía | |
Sepultura | Cementerio de Vyšehrad | |
Nacionalidad | Austrohúngara (1890-1918) y checoslovaca (1918-1938) | |
Religión | Católico no practicante | |
Lengua materna | Checo | |
Familia | ||
Padre | Antonín Čapek | |
Cónyuge | Olga Scheinpflugová (1935-1938) | |
Familiares | Josef Čapek | |
Educación | ||
Educado en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Traductor, novelista, realizador, fotógrafo, dramaturgo, periodista, escritor de ciencia ficción, escritor de literatura infantil, escritor, filósofo, pintor, crítico literario, ensayista y poeta | |
Área | Literatura juvenil, escritor, periodismo, actividad traductora, literatura infantil, obra de teatro y pieza teatral | |
Seudónimo | K. Č., B. Č., Karel Plocek y Karel Vašek | |
Género | Ciencia ficción | |
Distinciones |
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Firma | ||
Karel Čapek (pronunciación en checo: /ˈkarɛl ˈtʃapɛk/ (ⓘ); Malé Svatoňovice, 9 de enero de 1890-Praga, 25 de diciembre de 1938) fue un escritor en lengua checa conocido por acuñar el moderno concepto de robot.
Realizó sus estudios de filosofía y estética en la Universidad Carolina, pero también cursó estudios en la Universidad Humboldt de Berlín y en La Sorbona.
Uno de los primeros relatos fantásticos de Karel Čapek se titula La fábrica de Absoluto (1922): en un Universo concebido según las teorías panteístas de Baruch Spinoza y las de la relatividad, el invento de un ingeniero trastorna la conducta humana y la social cuando, desintegrando la materia para producir energía, libera también el místico "Divino Absoluto".
Una obra que se suele encuadrar en el género de la ciencia ficción por su carácter distópico es La guerra de las salamandras (1936), novela de finísima ironía que se considera una sátira sobre el nazismo. A saber: una nueva especie de criatura es descubierta, y se trata de una salamandra gigante, adscrita al género Andrias y que se empeñan en que sea la especie extinta Andrias scheuchzeri, capaz de aprender de los humanos pese a no tener en principio una inteligencia similar. El sistema capitalista mundial se aprovecha de las criaturas para realizar todo tipo de labores ingratas al ser humano, y todos los países empiezan a adquirirlas en gran número... Pero casi nadie es consciente de que la extensión de las salamandras por el globo es una amenaza (el paralelismo con el nacionalsocialismo alemán es claro). Se critica sucintamente en el libro a un nazismo efervescente y a un sistema económico y un "orden" mundial incapaces (y no interesados) en pararle los pies. Además del trasfondo político y filosófico, la novela de Čapek también contiene guiños al mundo periodístico (recordemos que K. Čapek colaboró con diversas publicaciones como por ejemplo Lidové noviny). En la obra se emplea con mucha gracia un procedimiento de collage que no reproducen bien la mayoría de las ediciones en español.
Čapek fue un destacado representante del humanismo, el pragmatismo y la democracia liberal de su época, encarnada esta última en el primer presidente checoslovaco Tomáš Masaryk. Así mismo, a partir de la Primera Guerra Mundial se convirtió en uno de los autores más famosos e influyentes a nivel global. En sus últimos años se mostró especialmente preocupado por el auge de los autoritarismos no democráticos y el populismo en Europa. Tras conocer su prematuro fallecimiento, acaecido a los cuarenta y ocho años de edad, George Bernard Shaw escribió: «¿Por qué él? ¿Por qué no yo?».
Una divertida tradición no escrita, popular entre sus lectores, es la de dejar, en el caso de visitar Praga, un robot de juguete en su tumba. Cerca del aniversario de la fecha de su muerte es habitual encontrar la tumba adornada con cientos de robots en miniatura.