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Los mandalas son representaciones simbólicas espirituales y rituales del macrocosmos y el microcosmos, utilizadas en el budismo y el hinduismo.
El término mandala es de origen sánscrito.
El Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, recoge tanto la versión usual española «mandala» (pronunciada grave o llana) como la etimológica «mándala» (pronunciada esdrújula).
Estructuralmente, el espacio sagrado (el centro del Universo y soporte de concentración) se representa como un círculo inscrito dentro de una forma cuadrangular. En la práctica, los yantras hinduistas son lineales, mientras que los mandalas budistas son bastante figurativos. A partir de los ejes cardinales, suelen sectorizarse las partes o regiones internas del círculo-mandala.
Por otra parte, otras culturas poseen configuraciones mandálicas o mandaloides, frecuentemente con intención espiritual: la mandorla (almendra) del arte cristiano medieval, ciertos laberintos en el pavimento de las iglesias góticas, los rosetones de vitral en las mismas iglesias, las chacanas del mundo andino, los diagramas de los indios pueblo, etcétera.
Es muy probable que esta universalidad de las figuras mandálicas se deba al hecho de que las formas concéntricas sugieren una idea de perfección (de equidistancia con respecto a un centro) y de que el perímetro del círculo evoque el eterno retorno de los ciclos de la Naturaleza (tal y como en la tradición helenística lo proponía, por ejemplo, el uróboros).
A su vez, en los rituales mágicos es frecuente la separación de un espacio sacro respecto de uno profano; para esto, en la tradición del ocultismo occidental se ha recurrido y se recurre a los círculos mágicos. El espacio sacro —o al menos el del ritual— es el inscripto en tales círculos que, de este modo, cumplen funciones análogas a los mandalas orientales.
Esta universalidad de los mandalas hizo que el psiquiatra Carl Gustav Jung los privilegiara como expresiones probables de lo inconsciente colectivo. Para él, el centro del mandala figura al sí-mismo (selbst), que el sujeto intenta lograr perfeccionar en el proceso de individuación.
Según el Sanskrit-English Dictionary (diccionario sánscrito-inglés), de sir Monier Monier-Williams, el término sánscrito mandala significa:
Dentro de las múltiples técnicas de relajación orientales, se encuentra la de pintar mandalas, los cuales son publicados en libros parecidos a los libros infantiles dedicados a pintar y colorear. En estos cuadernos o libros, aparece el dibujo del mandala (líneas) y el resto en blanco dispuesto para colorear. Esta técnica de relajación no requiere ninguna disciplina expresa, como puede serlo en otras, ya que quien está haciéndolo lo colorea según sus gustos estéticos e imaginativos. La pueden realizar personas de cualquier edad, siendo además una actividad que fortalece la creatividad, aporta serenidad y contribuye a gestionar situaciones de ansiedad.
Nancy A. Curry y Tim Kaser (2005) realizaron un estudio en el que comprobaron que la elaboración de los mandalas eran efectivos para disminuir los niveles de ansiedad y estrés.