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Nicolás Gómez Dávila | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
18 de mayo de 1913 Bogotá (Colombia) | |
Fallecimiento |
17 de mayo de 1994 Bogotá (Colombia) | (80 años)|
Causa de muerte | Enfermedad cardiovascular | |
Nacionalidad | Colombiana | |
Religión | Catolicismo tradicionalista | |
Familia | ||
Padres |
Nicolás Gómez Saiz Ana Rosa Dávila Ordóñez | |
Cónyuge | Emilia Nieto Ramos | |
Familiares |
José Domingo Dávila Pumarejo (tío abuelo) Alfonso Dávila Ortiz (primo segundo) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor, filósofo y aforista | |
Nicolás Gómez Dávila (Bogotá, 18 de mayo de 1913-Bogotá, 17 de mayo de 1994) fue un escritor y filósofo colombiano. Ha sido uno de los críticos más radicales de la modernidad. Alcanzó reconocimiento internacional solo unos años antes de su fallecimiento gracias a las traducciones alemanas de algunas de sus obras.
También se le ha traducido al polaco, gracias a la gestión de la Embajada de Colombia en Varsovia.
Gómez Dávila pasó la mayor parte de su vida entre su círculo de amigos y los límites de su biblioteca. Perteneció a la alta sociedad colombiana y se educó en París. Debido a una severa neumonía pasó cerca de dos años en casa, donde sería educado por profesores particulares y desarrollaría su admiración por la literatura clásica. Sin embargo nunca asistió a una universidad. En la década de 1930 regresó a Colombia y nunca volvió a visitar Europa, excepto durante una estancia de seis meses con su esposa en 1949. Reunió una biblioteca personal inmensa que contenía más de 30.000 volúmenes (conservada actualmente por la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá) en torno a los cuales centró toda su existencia filosófica y literaria. En 1948 ayudó a fundar la Universidad de Los Andes, en Bogotá.
Extraordinariamente erudito, profundo conocedor de las lenguas clásicas, defendió una antropología escéptica fundada en el estudio profundo de Tucídides y de Jacob Burckhardt. Consideraba que las estructuras jerárquicas debían ordenar la sociedad, la Iglesia y el Estado. Criticó el concepto de soberanía popular y también algunos cambios que introdujo la Iglesia católica a raíz del Concilio Vaticano II, en particular la renuncia a celebrar la misa en latín. Al igual que Donoso Cortés, Gómez Dávila creyó que todos los errores políticos resultaban, en última instancia, de errores teológicos. Esta fue la razón por la que su pensamiento se puede describir como una forma de teología política.
Católico y de principios profundos, su obra es una crítica abierta a la «modernidad», desde las ideologías marxistas y la democracia hasta el liberalismo, por la decadencia estética que abrigan. Sus aforismos (a los que denominaba «escolios») están cargados de una ironía corrosiva, de inteligencia y de profundas paradojas.
Conocedor a fondo de la tradición filosófica antigua y moderna, desde Platón a Heidegger, que estudió en sus lenguas originales, de los grandes debates de la teología occidental, admirador de la literatura francesa clásica y lector de numerosas obras críticas sobre la historia moderna que se encuentran en su biblioteca personal, la obra de Gómez Dávila abarca prácticamente todos los temas relevantes de la filosofía, destacándose sus preocupaciones estéticas y su filosofía de los valores, esenciales en su crítica antropológica a las ideas metafísicas y teológicas de la modernidad. Difícilmente clasificable en categorías que su misma filosofía ponía en cuestión, Gómez Dávila se declaró a sí mismo un "reaccionario auténtico", categoría que él mismo distingue de posturas meramente "conservadoras", "integristas" o "nostálgicas".
La obra de Gómez Dávila consta de dos libros en prosa discursiva, Notas I y Textos I; tres volúmenes de aforismos, Escolios a un texto implícito, Nuevos escolios a un texto implícito y Sucesivos escolios a un texto implícito; y dos artículos publicados en revistas colombianas, De Iure y El reaccionario auténtico.